Hay que prohibir la ropa, hay que dejarla en casa, al menos la opaca, ay, ay. No puede ser que tanta maravilla no se muestre en la plenitud de sus exquisitas formas, color a piel, bajo telas vaporosas, cual segundas pieles enmarcando sin límites las turgencias de sus formas, extasiando los sentidos en los ires y venires que deambulan placenteros por su figura de bella diosa. Hay que prohibir la ropa, al menos la que a mano de pupila se resiste, toda aquella ha de prohibirse oscura luna prenda celosa que no le permite brillar a ella, sólo a ella, en sol, superhermosa.
Hay que prohibir la ropa, hay que dejarla en casa, al menos la opaca, ay, ay. No puede ser que tanta maravilla no se muestre en la plenitud de sus exquisitas formas, color a piel, bajo telas vaporosas, cual segundas pieles enmarcando sin límites las turgencias de sus formas, extasiando los sentidos en los ires y venires que deambulan placenteros por su figura de bella diosa.
ResponderEliminarHay que prohibir la ropa, al menos la que a mano de pupila se resiste, toda aquella ha de prohibirse oscura luna prenda celosa que no le permite brillar a ella, sólo a ella, en sol, superhermosa.